Cooperantes y misioneros en el punto de mira
En estos días hemos conocido la noticia de que la cooperante española Emma Igual, directora y cofundadora de “Road to Relief” una ONG que ayudaba a Ucrania desde 2022 murió en un ataque ruso contra su convoy en Bajmut.
No es la primera y por desgracia tampoco será la última. Parece que eso de la solidaridad molesta a más de una persona. Los cooperantes como los misioneros se mueven allí donde muchos otros no van y donde más de uno se siente incómodo por la mirada de estas personas hacia la realidad que les rodea.
El trabajo silencioso de cooperantes y misioneros, denuncia, muchas veces sin pretenderlo, los intereses egoístas y sin escrúpulos de tantos otros.
En 2022 fueron 18 los misioneros asesinados en el mundo: nueve en África (7 sacerdotes, 2 religiosas), seguido de ocho América Latina (4 sacerdotes, 1 religioso, 1 religiosa, 1 seminarista y 1 laico) y, por último, uno en Asia (1 sacerdote). Pero desde 2001 a 2021 el número total de misioneros asesinados es de 526.
Desde 1990 los cooperantes españoles muertos desempeñando sus labores de misión humanitaria han sido 15. La mayoría eran médicos, enfermeros o trabajaban para organizaciones en el campo sanitario. Pero a nivel global este colectivo ha sufrido más de 1200 asesinatos.
Las armas siguen teniendo mucho poder de destrucción, pero no han conseguido cambiar el mundo. Misioneros y cooperantes con su silencio transforman vidas y transforman sociedades, aunque paguen con su vida el hecho de creer profundamente en el ser humano y sus capacidades.
Prado Fernández. Misionera Comboniana