100 años anunciando el Reino. Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
María Ángeles Martín, MCI, comparte su testimonio de misión con Granada Misionera (nº 208 de la revista. octubre 2024) el año en que su Congregación cumple 100 años al servicio del Reino de Dios.
Comparte su experiencia carismática y misionera, vivida con gozo en varios países: España, Guinea Ecuatorial, Brasil, Argentina y Bolivia (departamento del Pando, en la Amazonía boliviana).
Nuestra vocación es universal: Para hacer la vida en cualquier parte del mundo, donde se espere mayor servicio de Dios y ayuda a los prójimos. (Const. 11)
Quisiera haceros llegar uno de los principales rasgos carismáticos de la Congregación, el cual ha marcado desde los principios de la formación, mi vida y acompañado de manera especial en mi labor misionera hasta el día de hoy.
Nos sentimos llamadas a seguir a Jesús, anunciando el Reino de Dios en la historia. El Reino de Dios es el por qué de nuestra Congregación, el deseo que le dio el ser, el que se lo sostiene, se lo aumenta» (Const. 1). Es una realidad que transforma la vida de todos, es un regalo y responsabilidad que asumimos como DON. Jesús «los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos» (Pc 9.2). El Reino de Dios es el SUEÑO DE DIOS para la humanidad y para la creación entera. Es un proyecto que implica justicia, paz, solidaridad, igualdad y amor, que es todo.
Desde mi ser de Misionera Cruzada de la Iglesia he intentado vivir y transmitir el mensaje del Reino de Dios, participando en la misión evangelizadora de la Iglesia: en el Ministerio de la Palabra; en la predicación pastoral catequética de niños; en las misiones populares, llegando a lugares remotos donde se espera ansiosamente el anuncio de la Palabra y del Amor de Dios; formando animadores de comunidades y catequistas; en parroquias donde no llegan sacerdotes….
Nuestro mundo está necesitado de espacios de contemplación, de interioridad, de personas que acompañen las necesidades de trascendencia. Desde la vivencia de la espiritualidad ignaciana, he acompañado espiritualmente a seminaristas, jóvenes en formación y adultos, e impartido ejercicios ignacianos a grupos de jóvenes, religiosas y laicos.